Qué simple es mi día a día.
Me alegra haber nacido ave que, sin ser de paso, estoy de paso en esta vida.
Y de paso diré que fui un querido huevo. Hijo de una preciosa gorriona madrileña y de un gorrión muy listo. Mi madre me incubó en un acogedor nido de ramitas mullidas y otras zarandajas que se fue encontrando por los caminos. O
eso dicen.
Me costó romper el huevo, es verdad, pero lo logré
solito. Y cuando lo conseguí, un primer
rayo de sol del mediodía me dio la bienvenida a la vida pajaril, iluminando mi cabecita. Desde entonces me siento un ser bendecido, por el simple hecho de haber nacido y ser recibido así.
"Ya ves tú...¿Por esa insignificancia?" -Pensarían muchos-. Pero yo que me siento afortunado por ser quien soy, no lo considero tal, sino un privilegio; ese tener la posibilidad, maravillosamente única y milagrosa, de la existencia.
Mi primer trino lo di a los
pocos segundos de nacido. ¡¿Cómo te quedas?! 😃
Todavía recuerdo la cara de satisfacción de mis hermanos mayores
cuando me escucharon decir "pio" o algo parecido.
Mi madre sonrió retorciendo su precioso pico porque mi
gorjeo todavía distaba mucho de ser como el de un gorrión adulto,
como es natural. Pero después de incesantes horas de ensayo... lo hacía un
poquito mejor. 😀 ¡Tiempo al tiempo!😊
Y aquí voy volando por el aire. Sin razón aparente. Sólo por el mero hecho de haber nacido gorrión.
Me encanta piar sobre la rama de los árboles y contemplar
el atardecer primaveral desde ahí. Pero cuando me cae una gota sobre la patita,
anunciando chaparrón inevitable, me refugio, a toda prisa, en el primer lugar que pillo. Cerebro chiquito pero funcional. 😄
Suelo
rodearme de urracas, palomas y otros seres sobrenaturales.
Qué porte, qué plumaje... Qué sabiduría tan grande la suya... Unos y
otros siempre tienen algo que enseñarme. Me siento cuidado y protegido. Disfruto
de la compañía y del sentido del humor de mis hermanos, los pájaros. Creo que todos nos
llamamos así, pese a que algunos sean enormes con esas alas impresionantes y
multicolores.
Observo muchas veces, estupefacto, a tantos otros gorriones que
se amargan la vida porque no son águilas imperiales y no comprendo ese afán por
compararse con alguien, intentando copiar lo que hacen los demás. Con un resultado, por lo general, ridículo. Porque lo bonito es ser uno mismo.
Tales comparaciones les hacen tan desgraciados que muchos de ellos terminan enfermando.
¡Si ni siquiera existimos dos gorriones iguales! Cada uno de nosotros es único, siente y se expresa de una forma distinta. Y ahí está la belleza. No sé si me explico...
Es fascinante que la naturaleza nos haga tan especiales. Cada cual ha de descubrir cuáles son sus talentos y disfrutarlos.
Me encanta ser la admiración de niños y perros, cuando me paseo sobre la yerba del parque a pequeños saltitos. Me miran fascinados y sonrientes como si fuera heroicidad esa pequeña hazaña. Esto me emociona muy profundamente. Se siente, uno, importante. Así que lo sigo haciendo siempre que tengo oportunidad. 😎
Pues esta es mi vida, ni más ni menos. Consiste, sencilla y llanamente, en ir de acá para allá, buscar algo que picar y dormir cuando y
donde puedo. La naturaleza siempre me aprovisiona de un buen cobijo. No hay de qué preocuparse. 😉
Por supuesto que realizo mis pequeñas acrobacias aunque sé
que nunca seré un acróbata y mucho menos Juan Salvador Gaviota-ya digo que yo no intento imitar a nadie-. Y compongo cantos más o menos bellos sin pretender
más que agradar al que preste atención a mi canto. Y de ahí no paso. Siendo ave
de ídem, como digo, de esta efímera existencia.
Y cuando tengo ganas de hacerme notar, que suele ser en domingo, simplemente dejo caer una de mis caquitas encima de la cabeza de
alguien.
Entonces escucho una de estas dos frases: “ ¡La gorriona que
puso tu huevo! o bien ¡hoy es mi día de suerte!”, cuyos significados no comprendo
pero que me indican fehacientemente que mi pequeño excremento llegó bien a su destino.
Es un simple detalle que tengo con ellos, con ustedes, para que sepan que están presentes en mi pensamiento de gorrión. No espero agradecimiento por esta donación natural, más bien al contrario, que lo hago como muestra de gratitud por venir al parque a hacernos compañía.
Es maravillosa la vida del gorrión, amar, volar y trinar, sin
destino ni objetivo. ¿No les parece? 😊
Ángeles Córdoba Tordesillas
Pues éste soy yo, que ni nombre tengo.